L U S T !
La primera vez que fui a una playa nudista me sorprendió que el morbo, que de algún modo me había arrastrado hasta ahí, desapareció en cuanto note esa indiferencia tan generalizada ante la desnudez y, a decir verdad, tanta imperfección en la anatomía humana. Quizás es porque socialmente nos predisponen a lo prohibido de la desnudez publicitando cuerpos semidesnudos. Acá, en lo de la expo minera de Acapulco, no he visto ningún cuerpo desnudo, pero no ha habido momento en que mis ojos no se distraigan con el cuerpo de una modelo. No es tanto por esos cuerpos que lucirían con menos atractivo -porque imperfectos somos- si no los cubrieran esas pocas prendas que saben dar contorno a la cintura, levantar las tetas, perfilar las nalgas y dejar apenas unos centímetros de distancia entre el filo de esas faldas entalladas y el anhelado sexo. Es curiosa también la relación tan estrecha que hay entre los negocios y el sexo, tanto que pareciera que son inseparables. Pobrecitas de ellas, qu...