Soñar en grande
Mardin, 2018 Mi vida, tan frágil, tan limitada, tan poco interesante, tan de un instante en la historia del universo, de un universo que se expande incesante y para el que nada somos, tan poca cosa en un planeta poblado por casi 8 mil millones de congéneres que luchan cada día por un algo, ya sea un sueño o una esperanza, ya sea únicamente por sobrevivir porque así les tocó vivir y no tienen sobre la mesa más pábulo que un tazón de arroz o un platito de cuscús. Mi vida, que se va, como la de cualquiera, en lo que un suspiro y cuyos años transitan a una velocidad tan rápida como imperceptible, no busca mayor trascendencia, mayor significado, que el de pasarlo bien y ser bueno bajo la moral judeocristiana que nos rige, bajo el yugo y el arropo del capitalismo, que es lo que hay. No queda más, en fin, que pasarlo bien o al menos intentarlo con fervor. De los 18 a los 35, es decir, del inicio de la segunda mitad de esta vana vida a la fecha, fue querer verlo y vivirlo todo, dejándome la ju...