La experiencia más bella

Imagina cómo es el amor que seas capaz de sentir en un mismo momento como un todo que te envuelve por completo y que es la totalidad de la realidad. ¿Y toda la compasión? ¿Y toda la gratitud? Volver al pasado y ver a tus padres como se veían cuando eras un niño y a tus amigos años atrás, en tu niñez, en tu adolescencia. Sentir la esencia de todos ellos en ti, la sensación de estar siempre acompañado y un sentimiento de amor y fraternidad que nunca habías experimentado con tanta intensidad en toda tu vida, que te hace darte cuenta de lo afortunado que eres por tener a tu alrededor a tantas personas que te quieren y que te aprecian. Ahora imagina también cómo es sentir la esencia de aquellos que ya partieron como un algo que lo cubre todo en la más absoluta omnipresencia: la esencia de tu hermano, de tus abuelos, de tus tíos, y darte cuenta de que viven en ti, que siempre te acompañan, que nunca te han dejado solo y que te lo hacen saber, que te lo transmiten en ese momento de una manera muy diáfana con todo el amor que a su modo te dieron cuando estuvieron vivos.

De pronto vuelves a experiencias pasadas desagradables, tan aterradoras que ya las habías olvidado, y perdonas a las personas involucradas y te perdonas a ti mismo, comprendes esas experiencias y las sanas, las dejas ir. Entiendes también que estamos aquí todos con nuestras cargas, nuestro dolor y nuestras carencias, y que el sufrimiento de uno es igual al sufrimiento de todos, por lo que bien haríamos en tratar de ser más empáticos y compasivos, con nosotros y nuestra imperfecta naturaleza, pero también con los demás. 

Entiendes de manera muy profunda que no hay nada más importante en esta vida que las conexiones que tenemos con los demás; que las personas que nos rodean, aunque sea de manera muy breve, en la fila del supermercado o en la taquilla del cine, merecen nuestra atención y nuestro respeto; y que debemos sentirnos muy afortunados por tener a tantas personas que nos son queridas, que son importantes en nuestra vida y con las que debemos aprender a estar lo más presentes posible, desde la calidez, el amor y la entrega, porque aún las tenemos a nuestro lado y eso en sí mismo ya es un gran regalo.

Finalmente, descubres que la mente es inmensa, incomprensiblemente inmensa, con paisajes y formas incomparablemente bellos, perfectos y simétricos, y que tan sólo tenemos acceso a una pequeña parte de todo esto en la vigilia ordinaria. Entonces, la curiosidad que despierta en ti el haber experimentado algo más grande que todo lo que hayas conocido antes te obliga a replantear tus creencias anteriores: el significado de estar vivo, de la muerte, de la existencia de otros planos de la realidad, de lo que es la consciencia, de la existencia de una chispa divina que rige el universo (el Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao) y de lo que debería ser realmente lo prioritario cada día, en cada momento posible.

Como alguna vez escuché decir: el lenguaje no es la herramienta adecuada para describir este tipo de experiencias. Simplemente, no hay palabras que hagan justicia a la belleza de los paisajes, a la intensidad de las emociones y a la vividez de los recuerdos (que más que recuerdos, son un volver en el tiempo, un revivir -estar presente nuevamente- en situaciones que ocurrieron muchísimos años atrás). En este sentido, lamento quedarte tan corto con mi propia descripción. Fue algo completamente abrumador, de la forma más hermosa posible.


Algunos antecedentes y comentarios sobre el protocolo: 

Después de unos meses verdaderamente terribles, de un dolor como no lo había sentido antes, empecé a buscar formas de salir del sufrimiento, de dejar de cavar un fondo que ya era lo suficientemente profundo. Empecé a estudiar un poco de todo lo que creía que podía serme de utilidad a este propósito, pero sin clavarme en nada en particular: estoicismo, taoísmo, budismo, existencialismo, terapias psicológicas, funcionamiento de la mente, meditación, estrés y crecimiento post traumático, uso de psicodélicos con fines terapéuticos, entre varias cosas más. 

Hacia finales de diciembre pasé por casualidad frente a una tienda de playa donde vendían barras de chocolate con psilocibina. Al día siguiente seguí el protocolo recomendado por Andrew Huberman (el que suele utilizarse en estudios clínicos en universidades de Estados Unidos) y consumí una dosis bastante elevada del chocolate, me cubrí los ojos con un calcetín y puse una playlist con música que había seleccionado cuidadosamente la noche anterior. Me entregué con total apertura y sin ninguna expectativa. El resultado fue la experiencia más significativa que haya tenido en la vida. En marzo intenté nuevamente con una dosis mucho menor y apenas fue una aproximación a la primera. En cualquier caso, no tengo interés en volver a experimentar algo similar en los próximos años. Y no lo digo porque tenga miedo o porque haya sido algo negativo, por el contrario, sino por el respeto que le tengo a algo capaz de expandir la consciencia de una manera tan extraordinaria (con algo como esto, no debería jugarse). Aunque no soy un ferviente promotor de este tipo de experiencias (cada quien tiene su propio camino), sí creo que todo mundo debería intentar una terapia similar al menos una vez en la vida (siempre y cuando no deban ser descartados por cuestiones de edad y de salud mental, y se haga de manera responsable y con propósito). La verdad es que fueron demasiados aprendizajes para tan sólo cuatro horas sumergido en las inexploradas aguas del subconsciente. Después de siete meses aún vuelven mis ojos a llenarse de lágrimas de gratitud al rememorar esta experiencia tan bonita y transformadora. Por ahora seguiré explorando la mente de una forma más tradicional y menos inmediata, principalmente a través de la meditación. La vida es un largo proceso y un interminable aprendizaje, apenas van unos pocos peldaños y espero ir por buen camino. No deseo tampoco que esta experiencia o estas prácticas se conviertan en parte fundamental de mi identidad (el ego siempre está buscando cabos sueltos sobre los que medrar). Acaso sea esta la última vez que hablo sobre el asunto de manera tan abierta y no será algo sobre lo que quiera volver continuamente con las pocas personas con las que ya haya hablado directamente del tema.

Abajo una liga hacia una introducción muy breve pero muy completa a estas terapias y una más en el que se explica a detalle los cambios a nivel neuronal, las contraindicaciones, quienes no deberían involucrarse y el set & setting apropiados para obtener la mejor experiencia posible. También una entrevista bastante amena en español que versa sobre el uso de psicodélicos de manera terapéutica y la experiencia personal del entrevistado. Finalmente, una pequeña carta que escribí, por aquellas fechas (y que en su momento compartí sólo con algunas personas), a una exnovia que tuve hace casi 20 años y que sorpresivamente formó parte de lo que mi subconsciente trajo a la luz durante esta experiencia.


Big Think -  The Heroic Dose.

https://www.youtube.com/watch?v=HGqFxjQI3is


Huberman Lab Podcast - How Psilocybin Can Rewire Our Brain, Its Therapeutic Benefits & Its Risks

https://www.youtube.com/watch?v=eIxVfln02Ss


The Wild Project – Terapia Psicológica con Psicodélicos.

https://www.youtube.com/watch?v=OPwiiehqvgM


Letter to Hannah

https://chanitto.blogspot.com/2023/12/letter-to-hannah.html


You are not a drop in the ocean, you are the entire ocean in a drop


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