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Mostrando entradas de 2025

Un semestre por Hangzhou

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Aquel fue un mal semestre para los tres: De entrada su servilleta, que me pasé 8 noches en un hospital chino con ataques de pánico (salí de ahí pesando 67 kilos, hoy peso 82); luego fue César, que en una mala gambeta pambolera se fracturó el brazo y no tuvo más remedio que dejarse medrar una singular barriga debajo del brazo enyesado y; finalmente, el salado de Litos, a quien terminamos por echar chascarrillo cada vez que sonaba algún celular porque no hubo chica que le contestara sus llamadas y mensajes en todo el semestre. Actividades que se hicieron hábitos, como el de comer doritos y beber cheve hasta el hartazgo cada miércoles, nos unieron mucho. Eso, y las concurridas pedas de las que fuimos anfitriones, las manías de viejo de Litos, los banquetes cortesía de la chinita Teresa y la maldición de que “ellas”, las féminas, estuvieron siempre ausentes y sin darnos bola por meses. Luego pasó que el azar me llevó a conocer a una italiana de buena pinta, que nos pasamos una velada d...

Vivir en una mansión (o en tres)

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  Durante prácticamente un año entero estuve viviendo en tres mansiones distintas de Palos Verdes Estates, una de las ciudades más prósperas del Condado de Los Ángeles. En ocasiones compartí esas mansiones con algunos pacientes chinos y con la cocinera en turno, pero también hubo meses en los que viví ahí solo, en espacios que recordaban un suntuoso palacio persa. Las vistas hacia la bahía o directamente al mar, al despuntar el alba o con los últimos rayos del sol perdiéndose bajo el horizonte marino, eran simplemente espectaculares, sobre todo si los apreciaba desde alguna terraza o tumbado sobre un camastro con una cerveza o una botellita de sake en la mano. Fueron muchas las mañanas que disfruté nadando en pelotas en las piscinas y muchas las horas que pasé leyendo o viendo pelis en un gran salón alfombrado, decorado con elegantes muebles de madera y un enorme ventanal con vista al verdor de un enorme árbol cuyas hojas danzaban al viento. Desde luego, todo este lujo se agrad...