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Mostrando entradas de agosto, 2012

28, o casi

En términos generales la madurez es indisociable de la estabilidad. Normalmente se habla de la madurez de alguien en tanto que esa persona tiene una relación estable, un trabajo estable, un camino más o menos previsible por el que transitar por la vida. Leí de algún creativo que la madurez hay que dejársela a las frutas. ¿Cómo concebirme maduro bajo estándares sociales del lugar en que nací y crecí cuando el estilo de vida que me atrae dista totalmente de la estabilidad? Tiendo a pensar que es cuestión de la edad, de mi juventud que empieza a eclipsarse, pero que aún da para echarse la mochila al hombro, para dejarlo todo y empezar de nuevo, para trasnocharme de vez en cuando o para levantar a una morrita coqueta y guapa en un bar y dejarse llevar por lo que ofrece el instante, el día a día. Ya llegará el tiempo para la estabilidad y para poder entrar dentro del concepto que esta sociedad tiene de madurez; llegará ese momento en que el cuerpo y los gustos mismos empiecen a tra

Las pequeñas nostalgias

Mucho es el apego por mi gente. Lo noto porque a cada buen compa con el que me topo le ofrezco visitarme en China. Quiero un poco de lo de aquí, allá. Nadie me visitó antes, que estuve más de dos años. En esta ocasión, que es de pocas certidumbres sobre mi estancia, tampoco soy muy optimista sobre acoger amig@s visitantes. Veremos cómo va eso de llegar a China, cómo se pasa ese voluntariado de 3 meses en el campo. ¿Será la nostalgia o será el entusiasmo? De momento, me mantengo optimista, aunque no deja de sorprenderme aquello que muy en el fondo motiva tanto invitadero.

2666, fragmento

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"(...) La gente sana rehúye el trato con la gente enferma. Esta regla es aplicable a casi todo el mndo. Hans Reiter era una excepción. No les temía a los sanos ni tamoco a los enfermos. No se aburría nunca. Era servicial y tenía en alta estima la noción, esa noción tan vaga, tan maleable, tan desfigurada, de la amistad. Los enfermos, por lo demás, siempre son más interesantes que los sanos. Las palabras de los enfermos, incluso de aquellos que sólo son capaces de balbucear, siempre son más importantes que las palabras de los sanos. Por lo demás, toda persona sana es una futura persona enferma. La noción del tiempo, ah, la noción del tiempo de los enfermos, qué tesoro escondido en una cueva en el desierto. Los enfermos, por lo demás, muerden de verdad, mientras que las personas sanas hacen como que muerden pero en realidad sólo mastican aire. Por lo demas, por lo demás, por lo demás (...)". Roberto Bolaño, Fragmento de La parte de Archimboldi, 2666.

Polígamos somos

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A quienes me conocen saben seguro quiénes son  L, H, G y S; señoritas todas por las que guardo especial cariño. Por alguna más que por otra. Lo normal. Con L no hablo nunca, por que aquello está más que consumado, pero de pronto la sueño a mi lado. Por lo regular son sueños lindos o de plano, eróticos, llegando a lo pornográfico aquellos en los que veo su linda cara y sus bellos ojos verdes delante de mí, viéndome en la penumbra mientras me hace una felación. Suelo despertar intranquilo de cualquiera de estos sueños, ya porque vuelvo a una realidad en la soy uno sobre esa cama y la echo terriblemente de menos; ya por que aun conservo la imagen ese rostro atragantado y de esos ojos que me miran con deseo. Al final no queda más remedio que dar buen inicio al día con una paja. Si la viese de nuevo, se lo diría: que la quiero aún, aunque ya no haga sentido. Luego tenemos a la pequeña S, que recién cumplió años, que es una muñecona, con la que hablo poco pero disfruto cada charla, y de

Comentarios aislados desde Ticoland

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* Todos los lugares en los que he estado en Costa Rica huelen a mota. En Puerto Viejo, poblado netamente caribeño, tierra de rastafaries y reggae, el olor sale de cualquier lado, a cualquier hora. Común que se acerquen jóvenes de piel morena y ojos enrojecidos a hinchar un poco las pelotas pidiendo dinero, que para comer. A uno le dejé un pequeño jugo tras pasar por el supermercado. Enseguida me ofreció droga, el muy cínico. Al poco rato se acercó otro para pedirme dinero, que para comer... Lo despaché pidiéndole que me dejara tranquilo. Me sonó a amenaza que me contestara que "tuviera cuidado, que por ahí asaltan". No sé de dónde salió el impulso de gritarle, enfadado: "quiero ver que me asalten, putos". Lo que sí, que el desahogo me hizo sentir mejor. Lo que sí, que la reflexión del suceso me hizo recordar el coraje de la vez que me asaltaron con mi hermana en México. Ese coraje, ese rencor, siguen presentes. ¿Será que la próxima vez que traten de atracarme respon

Fragmento de Lingshan

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"(...) But why have I come to this mountain? Is it to experience life in a scientific research camp such as this? What does this sort of experience mean to me? If it's just to get away from the problems I was experiencing, there are easier ways. Then maybe it's to find another sort of life. To leave far behind the unbearably perplexing world of human beings. If I'm trying to be a recluse why do I need to interact with other people? Not knowing what one is looking for is pure agony. Too much analytical thinking, too much logic, too many meanings! Life has no logic, so why does there have to be logic to explain what it means? Also, what is logic? I think I need to break away from analytical thinking, this is the caus of all my anxieties (...)". Fragmento de Lingshan (Soul Mountain), Gao Xingjian.