Polígamos somos


A quienes me conocen saben seguro quiénes son  L, H, G y S; señoritas todas por las que guardo especial cariño. Por alguna más que por otra. Lo normal.

Con L no hablo nunca, por que aquello está más que consumado, pero de pronto la sueño a mi lado. Por lo regular son sueños lindos o de plano, eróticos, llegando a lo pornográfico aquellos en los que veo su linda cara y sus bellos ojos verdes delante de mí, viéndome en la penumbra mientras me hace una felación. Suelo despertar intranquilo de cualquiera de estos sueños, ya porque vuelvo a una realidad en la soy uno sobre esa cama y la echo terriblemente de menos; ya por que aun conservo la imagen ese rostro atragantado y de esos ojos que me miran con deseo. Al final no queda más remedio que dar buen inicio al día con una paja. Si la viese de nuevo, se lo diría: que la quiero aún, aunque ya no haga sentido.

Luego tenemos a la pequeña S, que recién cumplió años, que es una muñecona, con la que hablo poco pero disfruto cada charla, y de quien puedo aún permitirme los encantos de su cuerpo desde la webcam; norteñita a la que le digo lo que siento, lo que daría por tenerla aunque sea por un breve tiempo y llenarnos de besos.

H siempre tendrá un lugar especial en mi corazón y en mi recuerdo, siempre será la ilusión de lo que pudo haber sido y cierta esperanza. Cuando le digo cuánto la echo de menos, me contesta, entre satisfecha y exasperada, algo como "aquí vamos de nuevo".

A la chica G le llegué a escribir algún poema. Eventualmente nos veremos de nuevo y quizás sea lo de antes: besos, risas, pleitos, noches inolvidables, juegos y así, un largo etcétera de todo lo compartido.

Suele relacionarse la poligamia con la necesidad humana de acostarse con una y otra, con uno y otro. Estoy de acuerdo, pero también me consta que es posible querer a dos, a tres y a más mujeres a la vez, y que no puede haber ningún reproche a esto. Aunque no está exenta de lascivia, la poligamia implica, en su sentido estrico, sentimientos. Moralinas y convencionalismos sociales son los que inhiben aquello que siente el corazón y que desea el cuerpo.

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