Comentarios aislados desde Ticoland

* Todos los lugares en los que he estado en Costa Rica huelen a mota. En Puerto Viejo, poblado netamente caribeño, tierra de rastafaries y reggae, el olor sale de cualquier lado, a cualquier hora. Común que se acerquen jóvenes de piel morena y ojos enrojecidos a hinchar un poco las pelotas pidiendo dinero, que para comer. A uno le dejé un pequeño jugo tras pasar por el supermercado. Enseguida me ofreció droga, el muy cínico. Al poco rato se acercó otro para pedirme dinero, que para comer... Lo despaché pidiéndole que me dejara tranquilo. Me sonó a amenaza que me contestara que "tuviera cuidado, que por ahí asaltan". No sé de dónde salió el impulso de gritarle, enfadado: "quiero ver que me asalten, putos". Lo que sí, que el desahogo me hizo sentir mejor. Lo que sí, que la reflexión del suceso me hizo recordar el coraje de la vez que me asaltaron con mi hermana en México. Ese coraje, ese rencor, siguen presentes. ¿Será que la próxima vez que traten de atracarme responderé con un puñetazo, será que luego me cosan a cuchillasos? Luego del percance en Puerto Viejo, un tico se me acercó para decirme que no me preocupara, que si ocupaba algo. Me intriga lo que podría pasar con Costa Rica, el primer país de las Américas en renunciar a tener un ejército, si esta tolerancia al consumo de drogas no va de a poco dándole más poder a las mafias, suficiente para sustituir al Estado desde su base, como ocurre en México, a través del control de pequeñas poblaciones que terminan por afianzar bastiones a nivel regional.



* Mojé mi cámara en un descuido. Después, de manera imprudente y harto estúpida, la encendí. El resultado del agua y la electricidad descargada por la batería era previsible: mi cámara se fundió de manera definitiva. Me enojé conmigo por el descuido. Luego me sentí mal por tener que gastar ese dinero que en unos meses pudiera serme indispensable. El paseo en bici a través de los caminos de terracería que rodean aFortuna me devolvió a la única realidad posible, que es la del presente y sus mieles: ¿Qué más da lo que pueda ocurrirle a un aparato cuando tengo bríos y piernas para pedalear? ¿Qué relevancia pueden tener unas fotografías perdidas cuando conservo en la memoria imágnes de lugares como éste, que es de volcanes y densos y bajos nubarrones, que es de ríos que fluyen por doquier y de mucho verde? La otra reflexión, la de saber que siempre se puede estar peor, como hubiese sido el mojar el pasaporte o la visa americana, también fue buen consuelo a mi torpeza.



* Ya son varios los ticos que me han preguntado si me gusta vivir en México. Siempre les contesto que me gusta mucho, que cómo no me va a gustar. Lo que no logro entrever es lo que México figura en el imaginario del tico, o en qué lugar tienen su terruño Pura Vida, como para hacer este tipo de preguntas.

* Una de las del hostal me preguntó si era bonito México. Le contesté sin ánimos de mentar la grandeza y diversidad de mi país, que sí, que sí que es bonito. Después dijo que seguro que Nicaragua es más bonito. En vez de contravenirla, preferí preguntarle una obviedad: si ella misma es nicaragüense. Comentarios como los de ella me son impensables, no sé si por falta de patrioterismo o por ese sentido de lo universal y lo plural que me ha legado el viajar.

* Jamás me he sentido más en México como en San José. Por sus calles y por el paisaje urbano general bien podría ser cualquier ciudad mexicana de tamaño medio. Curioso que el centro de la ciudad, anegado de comercios de todo tipo en el que prevalecen las zapaterías, me recordara también algunas calles comerciales de Guangzhou.



* Costa Rica es un país caro. En algunos productos de primera necesidad, como serían la cerveza y la leche, incluso el doble que México. Lo cierto es que se nota que es un país más equitativo que el mío, ya que se percibe una clase media predominante. Quizás sea este el resultado de contar con un tabulador de salarios mínimos por profesiones y oficios. Así, cualquier titulado de universidad sabe que al egresar obtendrá un salario mínimo de 1000 USD mensuales; así, una empleada doméstica sabe que no percibirá menos de 500 USD al mes. Imagino que estos tabuladores son un buen incentivo a la educación. Necesario resaltar que, sin embargo, los ingresos en general no suelen ser muy altos y que alguien que perciba 2000 USD al mes ya puede considerarse muy afortunado, por lo que el binomio salarios "justos"-precios altos, hace que si bien el grueso de los ticos viven sin privaciones, también lo hacen de manera modesta.

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