Mujeres infieles

Me lo preguntó hace poco una amiga: ¿Qué es lo que buscas en una mujer? Y le contesté inmediatamente, que lo más importante, es que estuviera seguro que no me pondría el cuerno.

No es que de un tiempo a la fecha tienda a la misoginia, es más bien por lo que pasado y lo que me han contado, amigos y amigas, en cuestiones de faldas. Cómo les explico si lo primero que me contestó esa amiga fue: tienes razón, Chano, la mayoría de mis amigas les ponen el cuerno a sus novios.

Tampoco intento justificar a los hombres (de eso no estamos hablando).

La última anécdota me sitúa en un bar de Morelia, hace unos días, charlando con la chamaca con la que salía desde fines de noviembre, desde antes de ir de viaje con mi palíndromo. Le propuse un fin de semana en unas cabañas y me dijo que quizás; le propuse se quedara alguna noche en mi depa y dijo que veríamos; le propuse que no se alejara, que quería besarla y le dio risa y se acercó medio de ahuevo, le di el beso y, enseguida, haciéndose aún más pequeña, me dijo que tenía algo que contame. Cuando escuché eso dije, en este preciso instante, me va a mandar derechito a la chingada. Me habló de su novio de 4 años, con quien había cortado justo antes de empezar a salir (acostarse) conmigo y que mientras estuvo de viaje lo vio diario, que yo le agradaba mucho pero que con él había sentimiento y, así, un largo etcétera que no vale la pena reproducir. Mi reacción fue la de poner duro el rostro, como pensativo, como triste, y enseguida contarle que no se lo había contado todo, que lo mismo me había pasado las vacaciones con una ex y que no había pedo si todo terminaba. Respondió que le había quitado un enorme peso de encima. A la salida la despedí en la puerta de su auto, nos abrazamos y, justo cuando nos separábamos, vi su rostro, iluminado por las luces del estacionamiento, dirigiendo su mirada hacia la mía. Ya sabemos que lo que hace un hombre sensato en semejantes circunstancias es besar a la dama, pero no esperamos que la dama, en plena reconciliación con su exgalán de 4 años que ama entrañablemente, devuelva los besos acompañados de mordizcos y lengüetazos. Se lo propuse enseguida, que fuéramos a mi depa a culminar lo inconcluso. Pretextó que la víspera había llegado a la 1 a su casa, que tenía que volverse, PERO, que lo dejábamos para después. A la mañana siguiente el cotorreo siguió en lo de antes, mensajitos fogosos y demás. Mujeres modernas, qué le vamos a hacer, si así están todas o el noventaitantos porciento de todas.

Yo, aunque sea perseguido por el karma en un futuro incierto, me dejo querer.

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