De lo que de pronto por aquí merodea

Cuando veo este ir y venir de rostros, todos distintos, todos únicos, con su propio pasado, sus propios temores y deseos, no puedo menos que pensar en lo irrelevante que pueden ser los míos propios (al menos tanto como poco me preocupo por los de ellos, tan variados y tan ajenos a la vez) y en esa tendencia tan humana a dar demasiada relevancia a ciertas cosas.

Estamos de paso y no hay más que el ahora. Los esfuerzos por un futuro mejor son vanos si esos esfuerzos no nos proporcionan felicidad inmediata. Es fácil que la codicia por lo material nos haga perder el rumbo de lo que realmente deseamos. Una aspiración proyectada a largo plazo puede, de un momento a otro, desmoronarse como la ilusión que quizás sea. Obstinados en creernos dueños de nuestro destino, vivimos sin reparar en lo poco que sabemos siquiera del futuro inmediato. Así como resulta imposible librarnos de la carga de nuestro propio pasado y ocurre que la añoranza del futuro nos embrutece y nos cega, así valdría bien la pena poder vivir éste presente como lo que es, único, fugaz, al alcance de _________________ (bueno, es lo que toca a cada quien descubrir).

Comentarios

Entradas populares de este blog

El baño coreano

Letter to Hannah

In Praise of Melancholy